miércoles, 27 de junio de 2012

REALITIS DAÑINOS PARA “LA MORAL HUMANA”.


Cada vez entristece más y más ver que nuestra sociedad avanza tan poco. Viviendo como anclada en la desigualdad y la injusticia. Es la inmoralidad de una sociedad que no aprende de la importancia en la educación entre sus semejantes, en algo tan fundamental e importante como considerarnos todos seres humanos, hombres y mujeres. Algo que apena y asta angustia, es ver en los realitis shows y demás farándula de la televisión de nuestros días, en que nada hemos aprendido, para nada cambiado, o al menos la mayoría. El sistema educativo no puede funcionar óptimamente, cuando concursantes muy jóvenes, y de ambos sexos, del último Gran Hermano, como ejemplo, discuten y agreden verbal y sin sentido digno de la moralidad, a la presentadora. Pretendiendo atacarla por que es feminista ya que esta les atribuye un machismo que en el caso de algunos concursantes llega más a la misoginia. Increíble y deplorable. ¿Como comparar al machismo con el feminismo? El que lo haga no tiene claro las diferencias de la identidad en la igualdad humana, de las diferencias biológicas entre haber nacido mujer u hombre. Pues los dos géneros si que entran en el concepto de personas iguales y de mismos derechos ante la vida, aspecto defendido por el feminismo. Cosa que el machismo no hará nunca, ni pondrá por su parte, ya que entra en los conceptos del fanatismo. Solo hay que entender bien ambos conceptos y las diferencias entre unos y otros: “el machismo es la prepotencia del hombre sobre la mujer, el feminismo la lucha de esta de ser igual al hombre en su libertad y derechos. A la mujer no le queda más remedio que librarse y revelarse ante la marginación y opresión que parte de la sociedad tal y como pueda estar en ciertos sectores comprendida, ejercen actualmente sobre ellas”.
¿Como en la actualidad de nuestros tiempos, se pueden oír y contemplar determinadas prepotencias en chavales de veinte y pocos respecto a las mujeres, y que halla chicas sentadas en ese plató que los sigan, defiendan y apoyen? ¿Será la educación o otros factores, no lo se aun? No me lo puedo explicar en donde puede estar su origen. Es quizás complicado.
Al ver este ultraje a la dignidad humana, la de todos contra todos. Ante la falta de lucha responsable y consiente ante la gravedad de este problema, que se sumergen en eventos y sucesos inexplicables. Me vuelvo a preguntar a mi mismo. ¿No es momento de hacer algo más? Me explico. Si el tabaco crea cáncer y otras muchas enfermedades, los accidentes de trafico igual, y llegan a las aulas de manera didáctica y con sentido pedagógico como educacional. ¿Porque no hacer una campaña más concienzuda sobre el machismo y la misoginia? Para salir de ese peligro que se palpa en el ambiente y que se traduce en secuencia desgraciada y trágica. Reproducida en los telediarios e informativos, día tras día, hora tras hora...
Carteles como: “¡Cuidado el machismo mata!” son a día de hoy necesarios como los casos en que si que se hace, como los anteriormente mencionados. ¿Porque no encontrarlos en colegios, centros públicos de cualquier clase, en bares, discotecas, estaciones de tren, etc, etc?
El verdadero y autentico feminismo no nació ni tuvo su sentido en algunas tendencias mal entendidas de la mujer de hoy. Esas que van a la lucha directa y mal entendida, contra el ataque directo al hombre. Ese no es el problema de origen. La libertad de las mujeres no esta en la esclavitud del hombre. No esta en te hago lo que me haces. Un problema más añadido, al autentico feminismo y lo que lo hace mal entendido. Provoca únicamente que no avance, ni sea entendido como debería hacerlo. Otro problema para la mujer, pues con estas definiciones mal entendidas de grupos de feministas, lo que crean es que la mujer tenga que luchar contra si misma y eso son piedras sobre su propio tejado. El problema es que no se busca el verdadero germen y procedencia del machismo. El sentido por el que si que lucha el feminismo más autentico y cercano a la verdad, el que no confunde ideologías y términos desfasados.
En definitiva, su origen más inicial no es otro que la educación, sobre todo inculcada desde la más tierna infancia. El de transmitir los valores de igualdad entre dos seres humanos, los cuales, por ser distintos biológicamente no implica que lo sean como personas. Y luego la enseñanza a toda la población de manera más seria y concienzuda. Hacia las ideas primitivas que fueron mal interpretadas y entendidas por el hombre hasta nuestra época. Su evolución no ha ido unida como debería ir a la par. Mujeres siguen muriendo a manos de hombres, sus parejas en muchos casos. Mujeres que viven en el maltrato y vejación continua, tanto física como psicológica, el sinsentido por la falta de lógica. Pero es más, debido a las malas enseñanzas y falsas culturas, hay aun mujeres que creen que eso es así, que es la formula única que les queda en su vida,  marca de la casa,  y deben así aceptarlo. Es horrible que siga existiendo. Y no confundamos y vallamos a las culturas de las clases sociales. Es tan igual de cierto que ocurre en familias des-tructuradas, marginadas, como en las  que están bien en sociedad, con dinero o sin el. Pasa en una chabola como en un palacio. Es más la burguesía siempre ha tenido como norma y forma que la mujer debe de estar al servicio del hombre. Muchas han sido inculcadas desde chiquitas en esos fines. Lo han visto y lo han mamado. Y el que escribe este texto ha sido testigo en más de una ocasión de lo que cuenta, solo hace falta observar el mundo. Si les preguntabas en el instituto que soñaban profesionalmente después de ese periodo formativo, la mayoría de ellas contestaban que ir a la universidad para luego: “dedicarme a mis hijos y llevar la casa”. Y eso desgraciadamente sigue existiendo y le queda mucho para que se pierda. ¿No es triste? Creo que si, pero no solo eso. Es peor ver que las máximas audiencias de nuestro país, sean los Grandes Hermanos de turno. Horrible también es observar que a Mercedes Milá se la tache de feminista en un agravio comparativo con el machismo. Menos mal que la presentadora le dijo a un tal Cristian -“¡Si soy feminista y ha mucha honra! . ¿Que pasa pues?” Mercedes quiso dar a entender, (aunque ha veces sus formas autoritarias de expresarse no sean las más adecuadas a la hora de tener que entenderse) que el feminismo no implica la riña para con el hombre como ser humano, sino, que esta únicamente en contra con la idea ancestral de que el varón, tenga la supremacía ideo rectora e intelectual sobre la especie. Que sea el macho el señor y amo regente al vasallaje de otra persona, dueño de la vida como de la autonomía de la mujer o de otro ser humano. Ya que el machismo es pura misoginia. Es el desprecio a la integridad soberana de la mujer.
Pero esto no acaba aquí. Si miramos detenidamente nos daremos cuenta que todo viene de atrás. ¿Donde se encuentra el origen del problema?
Cuando se hecha mano de los filósofos y eruditos de la historia de la humanidad uno se queda muy perplejo. Desconcertado, hasta sorprendido. Sino, observen lo que dijeron algunas personalidades muy representativas. Ideográficos en el pensamiento cultural del ser humano. Pensamientos que aun derivan en el mal producido, hasta nuestros días:
- ARISTOTELES: “La hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades.”
Toma del frasco Carrasco, se dice en mi tierra.
- SANTO TOMAS: (no el apóstol).
"El padre debe ser más amado que la madre, pues él es el principio activo de la procreación, mientras que la madre es tan solo el principio pasivo"
Otro que tal baila. Ahora los niños salen por Paris, por decir algo del principio pasivo del santo, que tiene mandanga...
-FRANCISCO DE QUEVEDO "¡Oh, qué plaga, qué aburrimiento, qué tedio es tener que tratarse con ellas mayor tiempo que los breves instantes en que son buenas para el placer!"
¡Y este era culto!.
-JEAN-BAPTISTE POQUELIN MÒLIERE
"Por muchas razones no es bueno que la mujer estudie y sepa tanto".
-HONORÉ DE BALZAC "Emancipar a las mujeres es corromperlas".
-JACK NICHOLSON "La mujer castra al hombre y lo transforma en cordero"- Este se quedo listo después de hacer “Las brujas de Eastwick”.
Esto es solo un aperitivo de lo que dice gente que era alguien y siguen siéndolo. Pero algunos se admiran como maestros del saber, en las escuelas, institutos, y universidades.
Aunque porque no analizar un poco todo esto referente al pensamiento que se tiene de la mujer como tal. Esta asimilado como algo normal, desde nuestros ancestros. Por lo que suena a que la virtud de la mujer, esta en su falta de cualidades, ¿fuerte verdad? Empezando así por Aristóteles como podríamos acabar, pues seguro que de mal en peor. Santo Tomas toma a la madre como ser pasivo en la procreación, ahora les salen los bebes a ellos por ahí. Aquí el hecho de parir es una tontería...
Quevedo como que veía poco para no se que. Lo mismo el tedio era el de no soportarse a si mismo, antes que no soportar al sexo femenino, a no ser que fuera para darle placer, que asco de tío... ¿No estaría cansado de estar todo el día a la bresca con el cordobés Luís de Góngora?
Molier dio en el clavo, pues en eso estoy de acuerdo. ¿La mujer que estudie y sepa tanto para que? Pues según los últimos estudios son las mejores en constancia a la hora de aprender. Tienen una mejor capacidad cognitiva del aprendizaje. Superior y mayor naturalidad de atención para la lectura, los libros, sacan mejores notas, mayor cantidad de matriculas, con más facilidad para ello. Solo hay que verlo y contrastarlo con “Redes” del Eduard Punset, para saber un poco sobre avances de la ciencia. Como dijo el otro, “todo esta en los libros”. Aunque que me piílla en el orgullo, que soy macho. Y no sigo por vergüenza ajena. ¿Es o no es triste que todo esto venga de donde viene? Eruditos que hicieron más daño a la mujer que el que nunca podrían pensar, pues de tales ciénagas, tales lodos para hoy.
En definitiva, que según que realitis, tales barrizales que solo hacen daño y recuerdan a eruditos que luego ponemos en los altares sin ton ni son. ¿Será en inteligencia y saber, Cristian de Gran hermano, semejante a otro maestro como Aristóteles? ¿Oh será que los genios, genios son, o son los sueños, sueños...? En fin menos tele y más lectura, y a otra cosa, “mariposa”...

martes, 26 de junio de 2012

ANNA KARENINA

 

Novela del escritor León Tolstoi. Es una obra cumbre del Realismo. Aunque algunos críticos la consideran como un romance de la alta sociedad. Muchos de sus contemporáneos la consideran obra mágica por su maravilloso estilo, a la vez que el arte en su estado puro. Una pieza que ya dejaba entrever, de entre el cultivar del pensamiento popular, los primeros brotes de desprecio hacia la burguesía y aristocracia rusa, que unas décadas posteriores al tiempo en el que trascurren la suma de estos relatos,  desencadenaría en la mítica “Revolución”. Un colectivo elegido, flor y nata de una élite, analizada prácticamente sin censura, ya que la apreciación y observación hacia esta clase, llega a momentos de una crueldad inflexible y muy dura.

Anna es una mujer a la que se la tacha de baja moral. Cuando no hacen para menos las damas que juzgan de tal modo a la protagonista tanto para sus propias vergüenzas, llenas de infidelidades. Actos de adulterio, perpetrados con la máxima hipocresía, propios de esta clase acomodada de su tiempo. La historia representa igualmente la capacidad del ser humano a la que puede estar sometido, hasta  el límite del sentimiento más brutal y extremo, nacido desde la pasión más insondable como profunda. Incluso llega a mostrar ese poderoso vínculo afectivo entre madres e hijos. Tan fuerte su cadena que cualquiera de los infortunios que se entrometan entre ellas, serán imposibles de romper.

La figura del tren que se introduce en los primeros capítulos de la novela, aparecen en la cinta cinematográfica con la misma intención en su puesta en escena. El encanto y seducción, al más puro carácter de Tolstói se ven contrapuestos y reflejados de igual manera, por un alto dramatismo teatral, presente en la mayoría de sus secuencias y más acentuado si cabe que en otros largometrajes con igual titulo. El tono exageradamente estético del director que acaso sigue el tono que pretende la novela, puede optar a la suposición que podrían ir a la par. Sintonía que posiblemente no disgustaría al gran maestro del Realismo – Romántico (pero esto último es solo una opinión muy personal).

Inusual rodaje, ya que la mayor parte está rodada en un teatro reconstruido en los estudios Spperton de Londres. Un film con el siguiente reparto: La inglesa Keira Knightley, Aaron Johnson y Jude Law. Su estreno esta programado para el 7 de septiembre del 2012. El trailer es el oficial, para el 2012 y esta en alta definición. Espero les sea de su agrado.

lunes, 25 de junio de 2012

Jane Eyre


Charlotte Bronte fue una mujer igualmente exponente de la incipiente rebeldía de la mujer de su tiempo, y posterior a la época de Austen, no dejan de ser claras exponentes dentro de la novela rosa. La incipiente novela romántica clásica por excelencia, en Charlotte si que posee un cierto toque novedoso, pues es precursora e innovadora en la forma de pensar y de actuar de sus protagonistas.

La novela en un principio se publicó con un seudónimo, con toques autobiográficos, debido a un amor secreto de la autora, que se ve reflejado de manera automática en la obra. Quizás sin saberlo de manera acertada, pues tuvo un gran éxito desde el principio.  No se libró de cierta polémica por las ideas precursoras del feminismo y la psicología moderna, (aunque tuvo antecesoras que ya habían puesto la semilla, destaca muy anteriormente la filósofa y escritora Mary Wollstonecraft, incluso la propia Jean Austen).

Pero en mi humilde opinión personal puede que “Jane Eyre” guarde de las escondidas y ciertas reminiscencias ancladas en evocaciones al pasado, aspectos novedosos, ideas iniciales en la novela romántica - gótica. Incluso me atrevería a decir que esta obra es un eslabón transitorio de este género, a la narración que asoma en términos del terror moderno. Charlotte utiliza en “Jane Eyre” recursos novedosos para su época, como el susto, el sobresalto, el temor y la angustia hacia hechos repentinos, encuentros fortuitos que forman parte esencial para el transcurso y sentido espontáneo, original al producto de su creación literaria.  

Hay aspectos incisivos y cáusticos a esta categoría, ya que la acción se desarrolla en lugar de un castillo, en la mansión de Tornfield. La protagonista, Jane, nada más llegar a ella, escucha en el tercer piso una risa desdichada y asombrosa.  Esa misma risa siniestra reaparece justamente una noche en la que Jane escucha rasguños inexplicables que le provocan alarma y aviso de que la habitación del señor esta ardiendo, con el dentro. La construcción no deja de tener una cierta intriga misteriosa que la envuelve en innumerables ocasiones, de esas emociones por momentos llenas de pasiones desenfrenadas, privadas desafortunadamente por los infortunios que se van desarrollando. Misterios que aparecen repentinos. Hechos desgraciados del pasado, llegando a ser en ocasiones crispantes. Cuando una felicidad ilusionada, un casamiento casi hecho realidad, que parece que pudiera ser eterno, se diluye tras los acontecimientos más inesperados. Personajes y sucesos inoportunos, que la arrebatan su amor por momentos. Esos sueños agitados, envueltos de loca pasión entre si, se ven envueltos en secretos concernientes al señor, del cual, Jane no pierde el hilo de ciertas intrigas, que envuelven al entorno de la residencia y al enigma sigilante del ser del que se enamora.

Confidencias de este, comprometidas y reservadas. Hechos del pasado que en ciertos momentos parecen malévolos. Toques que aluden más al misterio y la perversión del noble caballero, que aunque se irán aclarando de tal confusión, en ciertos momentos dan la impresión de que solo se agrandan.

Un aspecto curioso en la vida de Charlotte Bronte es que la afición a la escritura de esta le viene de familia. Entre sus hermanos y hermanas comienzan a crear desde su infancia mundos imaginarios e increíbles, lugares fantásticos, creados por jóvenes ilusionados, como el reino de Angria. Ideas estas trabajadas desde la niñez, la ayudarán posteriormente a su sorprendente ingenio. Reproducciones nacidas desde tal creatividad que se ve reflejada en su profesión más primordial, para su recuerdo estimado de gran novelista en la posteridad. Un ejemplo del arraigo y la solvencia familiar en su casta innata de escritores prestigiosos, aunque no es el único pero si el más conocido, esta en Emily Bronte con su novela “Cumbres borrascosas”. Otra casualidad es que murió de tuberculosis al igual que sus dos hermanas escritoras y las dos mayores. Enfermedad no obstante muy habitual en su época.

Al igual que Jeane Austen, le costará anclarse en un amor definitivo, pues tuvo varios amores secretos, posiblemente al igual que Austen, pero acabará casándose con el cuarto hombre que le pida en matrimonio. A Austen no le salio igual de bien, pues murió soltera en Wichester, Inglaterra.

Charlotte Bronte, otra comisionada digna de una época en donde ser mujer escritora y con sentido liberal y psicológico, no dejaba de tener su merito. Una precursora en la exploración de la novela romántica-gótica, que rastreo y analizo unos mundos nuevos para experimentar el terror en los nuevos relatos que juntándose en forma caprichosa, los unos con los otros, indagaban en la procedencia de un fresco e inédito miedo. En el pánico y el espanto, al encontrarnos con el verdadero interior que se nos esconde muy adentro, ese que solo encontramos normalmente, cuando la historia llega al fin del poco sentido que pueda encóstrasele ya, desde el ocaso oscuro de nuestras siniestras vidas.

jueves, 21 de junio de 2012

EL ESLABÓN PERDIDO DE ALISOS


LA MAQUINARIA DEL DIABLO.

Al abrir los ojos comprobó que todo seguía igual, tal y como debía estar. Quizás no tanto. Al reponer la caída foto de Hedis sobre la mesilla de noche, le asaltaron de nuevo los recuerdos de otra época. El amargo canon impuesto por la cruda realidad. La de los caprichos desenfrenados de la vida, esos que no tienen, ni tendrán nunca un sentido razonable. Toda la maquinaria estaba poniéndose a punto. El monstruo más oscuro que se podía presagiar traspasaba de modo fantasmal la frontera de los sueños, de esos que no eran deseables, de los que hubieran sido mejor no despertar. Se estaba instalando de forma definitiva, en la existencia de cada uno de los que allí se encontraban, la peor maquinaria de muerte. Pero el cuerpo de ejército no debía implicarse en tal engendro, en toda esa fatal incapacidad y anualidad de la falta de ética.
¿Franz Heldmann había despertado o seguía en la que creía, su pesadilla interminable? Esa mala e inquietante noche se removería de forma constante, antojadiza y caprichosa entre su conciencia. Sueños cargados de fantasía. Memorias evocativas cargadas de reminiscencias. Alusiones a los mismos hechos erróneos, una y otra vez, llegando ha ser monótonas en sus repeticiones. Eternas y mortificadoras por el transcurrir del tiempo.
Pero no, pronto se dio cuenta que estaba bien despierto. Era la mañana del 18 de junio de 1942, y sus botas tocaban el empedrado frío y húmedo de la plazoleta Askanischer. Justo delante tenía la principal estación de barrio, como se las conocía a las de cercanías. Había varias en Berlín en aquellos momentos desperdigadas entre los ejes más influyentes, estratégicos y estamentales de la capital. Su aporte fundamental al principio, consistía en el transporte urbano. Cubrir las necesidades de los viajeros, berlineses en su mayor parte, de entre los puntos más valiosos del entramado ferroviario alemán. Comprendidos entre el perímetro provincial y en el plano regional. Pero desde el comienzo de la guerra este croquis comenzó a esbozarse de forma dependiente a los menesteres para el que estaba pensado. Las estaciones empezaron a multiplicarse, se agrandaron sus espacios vitales, carriles interminables de vías. Los mapas de nuevas rutas resurgían llenos de cambios de la noche a la mañana. Los trenes de tercera clase abundaban. Al principio se mezclaban entre los vagones, ciudadanos comunes, con habitantes de tercera clase. Su marca inconfundible, la estrella amarilla, y el estar rodeados por soldados. Más tarde sus medio de transporte serían los coches destinados para el ganado. Primero eran destinados desde los distintos guetos de la capital, los judíos de más edad, entre ellos se solía incluir algunas mujeres y niños. Su rumbo, el campo de Therensienstadt, en la absorbida republica de Checoslovaquia. Esta terminal era la conocida central de Anhalter Bahnhof.
La compañía se desplegaba firme y en formación a sus espaldas desde un lateral de la plaza, en una disciplina rígida, una pulcritud intachable, preparados a la voz de mando, al presente de armas. La integraban ochenta hombres comandados por Franz, pertenecientes a la improvisada unidad del servicio especial y secreto de la Wehrmacht. En la formalidad del acto, y desde su rigidez ancestral reflejada por su carisma, de Franz manaba innato el dominio de la disciplina. El reflejo perpetuo del trabajo duro. Las peculiaridades específicas, señoriales en sus rituales, propias de la autoridad. Todas ellas elaboradas y sufridas, desde lo más bajo a lo más alto, de la escala oficial del ejército tradicional alemán. Pudo observar en la espera de acontecimientos, la fachada de la entrada principal, que desde lo más alto, se remataba en un grupo escultórico denominado “noche y día”. Perteneciente al artista Ludwing Brunow.
Las primeras luces de la alborada invadían lentamente la plaza. Desde una de las avenidas se acercaba un coche oficial seguido por una pequeña escolta. El perímetro de la explanada estaba protegido del paso por empalizadas y alambradas. El auto no tuvo que esperar al control y se adentro hacia el interior de la plaza. Un coronel de la Werhrmacht salio de el. De mediana edad, un poco dejado en su forma física, más bien como gastada y oxidada por el duro transcurrir del tiempo. Mirada fría, pero su porte daba la impresión de un soldado hecho ya a mil batallas. Seguramente la primera guerra mundial no guardaría ningún secreto para el. Se acerco hacia Franz y paso revista a la formación. Tras el saludo militar a la brigada, los dos oficiales se alejaron de la columna.
-         Vallamos disimuladamente hacia la estación Franz, hay datos sobre la misión que me gustaría comentarle a solas.
Sus manos se desplazaron hacia atrás, agarrada la una con la otra, de manera campechana, aunque un menudo temblor de sus manos, reflejaba cierto nerviosismo, no muy propio en su carácter. Pero su experiencia en el mando lo curtió sobre todo para las salidas a posible destiempo. Las representaciones improvisadas, propias de teatros de operaciones inciertos. Su paso, lento y pausado denotaban hacia el exterior esa frialdad marcial. Seguridades reflejadas y marcadas al compás inseparable del eterno veterano. La forma de articular las palabras, eran palpables muestras de confianza arraigadas en convicciones firmes de la personalidad. Firmeza en si mismo, que tranquilizaban a quien le acompañara u observara.
Franz le siguió en silencio, atento y presto a las nuevas de su comandante en jefe. Juntos realizaron misiones de alto calado, desde la primera gran guerra. El destino, caprichoso, los reunía una vez más. Se conocían, pero siempre desde el respeto mutuo del oficio, al de la profesión. La consideración y deferencias hacia su coronel en los servicios secretos del ejército, no pasaban desapercibidos, siempre derivados por el buen hacer de Franz.

-         ¿Uste me dirá mi coronel?...
-         ¿Un verdadero enigma, verdad, mí querido Franz? Lo más raro de todo esto es que haya llegado a ser tan sorprendente para mí. Por lo visto desde el estado mayor ha llegado la orden de total confidencia. Es más, como que  todo esta en clave. Volvemos ha ser los peones en un tablero siniestro y complicado.
-         En peores nos las habremos visto, seguro, mi coronel.
-         Si pero no con las SS. Franz. ¿Sabe a que esperamos aquí, con sus hombres? ¿Le ha llegado algo? Solo usted se las sabe hacer para que no existan los secretos en su trabajo.
-         Esta vez se me escapa todo. Solo presiento que todo esto no queda claro. Tanto misterio, asta el ambiente esta algo viciado, entre esta niebla tan espesa y baja. ¡Se ha echado encima tan rápidamente coronel!
-         Hay llegan los de las SS. y el cargamento Franz. Tenga cuidado con lo que habla, con esta gente nunca se sabe, y más cuando no sabemos apenas nada de nuestra misión. Ya le contare más adelante de lo poco que se me ha informado...


La plaza Askanischer se lleno de una sofocante y fría niebla, que iba en aumento. Se disperso, pero sin romper su espesor, repentina e inesperada, daba la imagen caótica, tenebrosa y siniestra que transmite el miedo ajeno. El temor que acompañaba al extraño cortejo de autocares. Cargados de mercancía humana, se iban acercando lentamente. El primero en pasar el puesto de control entre la larga hilera vallada, un Mercedes Benz 170 VK descapotable. Lleno de capas polvorientas que se les iban cayendo a pequeñas vetas a medida que la lluvia avanzaba desde su ritmo cansino.
La pesada maquinaria al paso por el adoquinado de la plaza proporcionaba un estruendoso traqueteo agitado y vibrante, que ajetreaba al cuerpo como un pequeño hormigueo, transmitido desde los pies a la cabeza.
El primero en bajar del Mercedes Benz era un oficial de las SS., al que Franz le pareció evocar tiempos del pasado. La memoria empezó ha sugerirle que se acordaba aún de aquel rubio espigado. Un gigantesco oficial de las SS. Altivo, de ojos azules y mirada penetrante, hipnotizadora casi. Aunque cuidadoso en sus maneras, su extremado estiramiento le hacia transmitir distanciamiento. Su sonrisa fría e insensible, rozaba lo despectivo.
Todo esto no dejaba de menos, al saludo cuidadoso y distinguido, al ser recibido por el  coronel y estrecharse la mano mutuamente. El saludo con Franz fue algo más apático, como cortesía obligada a un oficial de igual graduación. Pero sus ojos indagadores, al más puro estilo sabueso, se fueron fijando con más detenimiento e interés, asta que la claridad del recuerdo fue fluyendo en su mente. Un instante después de estrecharse la mano, desde el asombro mutuo, se dijeron al unísono:

-         ¡Franz!. ¡Franz Heldmann!. Por todos los dioses. ¿No puedes ser tú?
-         El mismo. ¡Friedrich Wilhelm!. ¿Como esta mi joven aristócrata? Te hacia aún en la armada, chico, donde están los preferidos – dejó entre ver, una leve sonrisa marcada únicamente por el dibujo del contorno de sus labios, muy cordial, pero sin atisbos de camarería.
-         Franz, ahora los aristócratas estamos mejor en la organización político nacionalsocialista del Tercer Reich. ¿Como es que no se me haya informado del oficial al mando de este grupo especial que habría de acompañarnos? Esto me hace presagiar que estoy descuidando la guardia.
-         ¿Quizás por el contenido secreto de la misión, Friedrich? – insinúo de manera avispada y astuta Franz. Pero la pizca de ironía no hizo buena mella, ni gracia alguna, al sabio e investigador de Friedrich.
-         A la seguridad de las SS es difícil que se les pasen detalles como estos, a no ser, que se les oculten, claro. Nuestras informaciones, Franz, son sumamente exhaustivas e integras, te sorprenderías cuanto pueden llegar a serlo. – su cuerpo se puso sumamente rígido.
Ensoberbecido entre un nerviosismo oculto e interior, le subía la cólera contenida por la responsabilidad del oficial al mando. Características propias e innatas ya, en el crecido fanfarroneo, aprendido e inculcado desde las juventudes hitlerianas. Sobre todo, desde las castas burguesas alemanas que podían permitírselo. Enclaustrándose a los más jóvenes, en el inicio metódico de las clases ideológicas propias del nacionalsocialismo.

Mientras tanto el cargamento siniestro iba bajando de los camiones. Rostros infelices, aciagos y perdidos en lo incierto de un desventurado destino. Un rumbó más que desafortunado. Sobre todo cuando la falta de seguridad, revolotea entre eventuales episodios borrosos para la memoria. Ante la incomprensión de la desdicha. Niños pequeños que se agarraban de las faldas de sus madres. Madres con rostros desencajados por la impotencia, agarran como pueden a sus pequeños. Semblantes disimulados a fuerza de una voluntad imposible. Saltaban con sus pequeñuelos de los camiones como bien podían. Danzas macabras y absurdas por entre el azar de la fatalidad.
No había atisbo ni señal de gente joven, ni hombres fuertes y maduros, solo ancianos, mujeres y niños, entre tal remesa.
La serie de vagones que los esperaba, eran enlazados y enganchados al convoy que se asemejaba a una caravana lúgubre, sombría y macabra.
Imágenes que pesaban como yugos opresivos de la conciencia de Franz mientras observaba en silencio...
Entre tanto Friedrich tras echar un vistazo al comando especial de Franz, se ocupo de que su envío fuera pasando a los coches rápidamente.

-Bien Franz, yo me despido ahora de usted. Solo acabo por decirle que esta expresamente al servicio de su amigo, por lo que veo. Esta misión es tan secreta, que ya dudo si el mismo führer esta informado al respecto. Bueno, lo poco que tenía que contarle es en definitiva eso, que esta al servicio total de estos jóvenes. Ya sé, mal trago para cualquier oficial o soldado de la Wehrmacht estar a la prestación de esta gente, pero ya sabe, ordenes son ordenes y estas parecen dadas por un estado mayor, incluso superior al propio Hitler. Ah, se me olvidaba, su conocido, es un personaje importante dentro de las Allgemeine-SS. Un ala política dura, digámoslo así que esta evolucionando, filtrándose rápidamente dentro de la propia Wehrmacht. ¡Ya se, ya se, imposible! ¡Pero me da ese algo....! -saludó a Franz al estilo militar, acto que fue recíproco, y se fue alejando con la cabeza gacha hacia su coche oficial. Antes de subirse a el, contemplo a sus hombres. Podrían ser los suyos. Los observaba mientras tomaban  sus posiciones tácticas de defensa en los exteriores del convoy. Para Franz tenía algo de calido, una experiencia entrañable, ese momento en el que se despidió de su coronel. Por lo menos, tenía algo de íntimo y afectuoso, después de tanto tiempo encontrándose juntos de misión en misión.
La expedición arranco. La maquinaria rugió como llevada a manos del diablo y se fue alejando lentamente de la parada, Anhalter Bahnhof. Normalmente esta estación tenía por este entonces un destino muy repetido, el Protectorado de Bohemia y Moravia. A Franz si que le había llegado alguna filtración, y rara, de los servicios secretos del ejercito. La existencia de un triste lugar, conocido por el campo de Therensienstadt. Lo incomprensible de esa situación consistía en la alta protección y custodia de un cargamento tan falto de peligro e importancia a simple vista, para llegar a movilizar a los cuerpos especiales y a una parte del mismo servicio secreto de inteligencia...
Los paisajes rasgaban los planos de visión desde las ventanillas de los vagones del tren, maravillando a todos de tanto esplendor. Los valles se parten perforando al horadar por entre colores alegres, llenos de vida. En la arboleda gigante de los  senderos, salpicados por casitas de piedra distantes la una con la otra. Para estar llegando casi al verano no era tan extraño el mal tiempo, los había así. Pero el frío exagerado del ambiente, el acto de presencia de la nieve espesa, a medida que avanzaban ya era de un tono más exagerado. Su lento caer dejaba entre ver copos densos y apretados. La luminosidad del manto blanco compacto y viscoso reflectaba al compás de intentos intrusivos con apenas protagonismo por parte del sol. En ocasiones con cortos periodos conseguidos al fin, con tal potencia que llegaba con reflejos molestos para la vista.
Franz tuvo que apartar la mirada de la ventanilla por lo mismo desde el vagón de oficiales. Se encontraba solo con Friedrich. Sentado en un asiento de madera, frontal al de Franz. Entre una sonrisa irónica y sin falta alguna de ese cinismo tan común en el.

-         Bien Franz, el destino nos vuelve a unir después de esos buenos años en el club de hípica, recuerdas...
-         Si pero no con tanto gusto como tu. Yo iba a limpiar los establos con mi padre y tú a disfrutar de un tranquilo paseo a caballo, no lo olvides. – se oyeron unas relajadas carcajadas. Esa primeriza crispación que pudiera respirarse se fue desvaneciendo.
Siguieron charlando durante largas horas, de sus recuerdos, del pasado tranquilo de esos años aparentemente sosegados tanto para uno, como para el otro. Mientras la noche y las sombras caían pausadamente, ajenas a los tiempos confusos y revueltos del momento. 

LAS ZARPAS DE LAS SOMBRAS.

La caravana con no muchos vagones se desplazaba, ahora, por caminos de vías bordeadas por arboledas tan frondosas que parecía que la noche se hubiese olvidado de desaparecer durante unos instantes del día. La luz, apenas podía traspasar las alamedas, espesuras súper pobladas de espacioso follaje. Sotos envueltos en marañas mustias, algunas convertidas en zarzas ya, por la falta del fulgor del sol, tanta era la espesura que la maleza pretendía invadir las fronteras más cercanas al camino de hierro. Comenzó a caer de nuevo la neblina, entre túneles naturales de abetos.
Desde los coches destinados al rebaño humano, imperaba una ficticia y forzada tranquilidad. Era extraño que no estuviesen atestados de carga mortal. La capacidad de cada uno de ellos, proporcionaba cierta holgura y desahogo al espacio, para sentar a los niños, ancianos, embarazadas y demás. En una de esas cajas para ganado, una madre abrazada a su bebe, miraba distraída, casi como ida en vagos pensamientos, por entre una de las rendijas de las paredes. Lo poco que dejaba divisar la frondosidad del bosque por el que transcurrían. Ya hubiese una luna llena y fuerte como era la ocasión. El tren iba descendiendo su velocidad poco a poco, hasta llegar a detenerse cerca de un apeadero desierto. Quizás también un cambio de agujas, o una espera para dar paso a otro tren. La mujer con el niño en brazos seguía pendiente de cualquier detalle del exterior. Fue sintiendo la presencia de alguien más en el fondo del vagón, algo la iba poniendo nerviosa, una sombra menuda se iba acercando hacia ella, sigilosa en extremo silencio. Unos ojos grandes de un azul potente y extraordinario se fueron dejando ver, el color de su piel más bien de un verde carne, pero no eran humanos, si similares al hombre, aunque por mucho, más diminutos a este. Se iba acercando un dedo largo y con uña afilada y larga uña, a una boca ancha, sin labios aparentes, pidiendo con el gesto silencio. La mujer se estremeció por el miedo. Angustiada al principio de ver a esa figura extraña y por sorpresa. La voluntad del ser, se transmitía con una cierta tranquilidad, como por hondas telepáticas cargadas de esperanza. Un sosiego que fue contagiándose entre los demás a medida que iban notando su presencia. La complicidad se fue asiendo patente, sin que se mediase palabra alguna. La intriga y el silencio reinaban de manera imperante sobre el ambiente. El diminuto duendecillo, hizo un gesto de que se apartaran de la puerta, y la plebe fue comunicando el mismo mensaje de coche a coche, para que se retiraran e hicieran lo mismo.
Mientras Franz y Friedrich seguían recordando tiempos pasados. La niebla crecía sin parar. El frío era cada vez más intenso, cayendo en picado por momentos. El vaho de la noche  fue dibujando en un golpe de halito seco, como un dibujo de soplete en nieve sobre los cristales de la ventanilla, la palabra Elfenkönig. Al acabar de formarse la palabra, el sobresalto tras el aviso amenazante, esbozado en los cristales fue repentino. Los dos oficiales se levantaron en el acto, se quedaron observando la palabra dibujada, producida por el aliento frío de la noche.
-         ¿Que es eso Friedrich? ¿Parece alemán en dialecto antiguo, que crees que significa? A vosotros os instruyen en estos menesteres. – Exclamo Franz, algo sobresaltado por la sorpresa.
-         Es una palabra adaptada al alemán, pero oriunda del danés Franz. En concreto Erlkönig.  Viene derivada de antiguas leyendas del centro de Europa. Su significado literal es: “el presagio de una muerte”, o algo por el estilo, es difícil ahora mismo estar en lo más cercano de la traducción, pero es algo similar, créeme. – El nerviosismo de lo inexplicable fue adueñándose por momentos del seguro e implacable Friedirch.

Repentinamente saltaron por los aires y con enorme estruendo, las puertas de los vagones donde se encontraban los judíos. Rápidamente salieron al exterior todos los militares y SS sobresaltados. Franz indico a sus hombres que encendieran en seguida los reflectores situados en el techo de los coches. Mando igualmente ha algunos hombres subirse con ametralladoras de posición, el ascendió con ellos, con calibres capases de desmembrar a cualquier persona.
Por su parte Friedrich grito a sus soldados SS para ir raudos y así asegurar su cargamento tan especial. Pocos segundos después de dar tales órdenes, todos sufrieron una ráfaga tormentosa, una carga de frío helado en el rostro que prácticamente los paralizo. Permanecieron allí detenidos, entumecidos por todo su físico. Menos los sionistas. Ellos tras observar asombrados, despacio y atentamente, se percataron de que aquellos hombrecitos, les hacían señas para que les siguieran. Con gestos y comunicación a trabes de la mímica, las criaturas incrementaban progresivamente su número, salidos de la nada. Los ayudaban como escolta, indicándoles un camino de escape. Los niños y bebes fueron cogidos por sus madres, por otras mujeres. A los ancianos les ayudaron a bajar del tren, los geniecillos verdes.
Una vez perdidos estos por entre los sotos de matorrales, se difuminaron tras las hileras interminables de árboles. Un viento repentino e iracundo hizo acto de presencia. La arboleda cambio como por arte de magia de abetos a tristes sauces grises. La bruma aumentaba su espesor, sin tregua, y como un jirón de niebla entre las sombras, aparecía tras los arbustos la figura alada de un jinete, con corona y túnica plateada. Es un rey. Entre sus brazos lleva a un recién nacido fallecido, de masa esquelética.
Los que allí aun se encontraban seguían sin poder articular movimiento alguno pero eran conscientes de todo lo que a su alrededor pasaba. Aquella silueta desfigurada por la calima al principio, iba tomando su forma cada vez con más detalles reconocibles. El caballero en si poseía unos cabellos rubios largos, entrecanos e intensos. Alto, esbelto, y de constitución muy fuerte. Rasgos nobles de alto linaje. Facciones en el rostro de marcado acento viril. Detuvo a su caballo y se poso observador, atento a todos los encadenados, presas del hielo. A pesar del total silencio, los pasos de varias damas que surgían desde las profundidades de la espesura, no podían ser oídos. Cinco damas parecían andar con total quietud, dando la impresión de no usar sus pies, más si alguna fuerza procedente de la magia, las hicieran flotar. Llevan todas flautas en su cinto. Del viento parecen soplar como salidas de ellas, silbidos de tonadas que vuelan y envuelven con frágil armonía al bosque. Gráciles y bellos son los rostros de las cinco damas, nacidas de entre la floresta, habitantes eternos de aquella selva en forma de arboleda.

-¿Como han de morir? - Preguntaron suavemente, con tono sedoso, tierno y a manera adorable las cinco damas del bosque.
- Todos no han de morir. Según la expresión que se me adopte al rostro, como de costumbre. ¿Pero eso ya lo sabéis, no? – respondió algo áspero, aunque irónico y mordaz, el caballero coronado. Les dirigió una mirada a modo de gran señor, seco, pero seguro de si mismo.
- ¿Y esos dos porque no? – Pregunto una de ellas, indicando con la mirada y el gesto lleno de ternura, hacia Franz y a Friedrich. La única de cabellos morenos de entre las cinco. Que parecía obtuviese algún aviso a posibles respuestas, sin palabras, ni señal, ni código alguno, al igual que los hombrecillos verdes lo hiciesen con sus liberados.
- No son de la misma casta de hombres. Son diferentes, procedentes de otra raza, exactamente del eslabón perdido de “la Atlántida”. Aunque ellos no lo saben. Ni sabrán en mucho tiempo de donde vienen, ni a donde han de ir. Está escrito así, y así se ha de cumplir, asta que llegue el momento en el que se les habrá de revelar la verdad. Es el camino del nuevo enlace hacia los elementos. No olvidéis mis hijas, que todos formamos parte de esta cadena, y que hemos de cumplir con el cometido que a cada uno se nos encomienda.

La melodía sonó y sonó con más fuerza si cabe. Los condenados, comenzaron a olvidar los recuerdos que pudiesen conservar asta ese momento y solo pensaban en aquella melosa música.
Una expresión flexible y suave se plasmó en la cara del caballero. Una mirada afectuosa arribo a su rostro, transmitida como si fuera aplicada por la hipnosis. El sueño blanco, con una paz dulce y relajada fue invadiendo sus cuerpos. Eran los síntomas de la congelación en su más alto extremo. Algunos después de ese momento cayeron al suelo, consumidos por la narcosis y el sopor de la modorra. Rígidos y agarrotados en las extremidades de sus cuerpos, sus corazones pararon de latir.  Otros se quedaron en rara postura, como petrificados entre la nieve. Los menos quedaron tal cual, como un bloque de piedra, de pie, perpendiculares al suelo.

- Tomad a vuestro hijo. Ahora lleno de vida de nuevo, y marchaos. “Muerte que regenera en si misma de la masa inerte”. “El deceso de otros alimenta la vida de la nueva casta que llama al óbito de esta especie, ofrecida a regenerar sus heridas”. Ya tenéis lo que tanto ansiabais, desapareced de mi vista... – Un cerco de tristeza se resplandeció en el rostro de Elfenkönig “rey de los Alisos”. La única de cabellos morenos de entre las cinco, tomo con afecto y delicadeza a la criatura, desapareciendo con sus cuatro hermanas de igual manera que llegaron, como de una nada vacía y hueca...
 
LA EXPOCISIÓN

Se me viene a la memoria de manera inmediata la cita del libro “Cartas y escritos inéditos” (de Raymond Chandler) en la que comenta: “Si alguna vez hubiese tenido la oportunidad de elegir quién representara mejor la imagen que tengo de (Marlowe), creo que tendría que haber sido Cary Gran”. Sobre todo es el sitio idóneo, un lugar como “La gran manzana”, para observar de forma catastrófica, cínica y pesimista, a cual detective estadounidense de la década de los 20, el persistente idealismo caótico y deslustrado que hace recordar, casi con parecidos acontecimientos, al que hoy nos acompaña.
Es también la hora y el momento justos para tales pensamientos al igual que tales detectives de ficción, para el tipo de ideas contemplativas y filosóficas, propias de un anochecer lento y frío en todos los sentidos, cuando atrapa la soledad, vuelta a casa, y solo espera un trago de wiski, una partida de ajedrez junto al ordenador, o la paz espiritual de una buena poesía. Pero faltaba un punto importante. Al igual que en este genero detectivesco, me faltaba mi añorada “femme fatales” que esperara engañosamente sumisa, al hombre de piel curtida y corazón duro, que cae rendido ante una oculta vampiresa, deseosa de oscuros apetitos. La mujer fatal, ese personaje tipo, sensual insaciable, villana a la vez, que acaba siendo la fuente motriz del héroe un poco trasnochado. El atractivo de estas damas, en la construcción de su personaje, derivaba del cruce continuo, eficaz paso de una línea u otra, entre la bondad y la picardía que rallaba la malicia, manantiales absorbentes de vida consumida, sin escrúpulos, hacia donde lleve sus intenciones, la siniestra voluntad, preferible en una duquesa extranjera, una expía de entre guerras, que al espíritu mojigato, inocentemente aburrido de una simple cortesana.
Pero mirando la infinita línea recta que trazaba el inmenso titán de cemento, erguido hacia un cielo envuelto en multitudinarios grises y alguna nube amenazadora, me rencontré con el presente, buscando la ventana que intuía desde tan lejos. La del  apartamento, en la calle del número 34, a la altura de Penn Station (Pennsilvania Station), muy cerca de la sexta avenida, y del Madison Square Garden, en Manhattan. Una de las estaciones ferroviarias del transporte público más importantes de la ciudad. Uno de los nexos de unión de entre 46 ciudades estadounidenses, con más de quinientas estaciones ferroviarias repartidas por los Estados Unidos. Una manera también de querer decir que no iba a ser una buena escusa quejarme de no poder ejercer una escapadita por algún punto distraído y placentero del país, por culpa de la estrategia urbana en los sistemas de transportes de este país, pues uno de los estacionamientos más conocidos estaba al lado de mi casa.
Para un español que jamás salió de su Málaga natal no es la primera vez que siente el ambiente cosmopolita, pero ni punto de comparación con el que se fragua en el aire de esta ciudad. Tan poco hay digamos, semejanza con este tipo de rascacielos, como el que tengo en construcción al lado del mío, el Empire State Building, el segundo edificio más alto de esta jungla de asfalto neoyorquina, gemelo y rival directo del Empire State (ya que tras la destrucción de las “Torres Gemelas” este sigue siendo el edificio más alto de esta ciudad). Este nuevo coloso, prevé una altura de trescientos sesenta y seis metros. Sesenta y siete pisos.
Tenía a mi alcance, casi todo lo que un ingeniero dedicado a empresas y diseños ferroviarios podría desear. Gracias a esa abstracción a mi trabajo, captada en todo el esfuerzo posible hacia mis labores y en lo que consistía mi afición a todo tipo de trenes. Sobre todos ellos, estaban los más antiguos, como a sus derivados, a las maquetas, diseños. Encontré un lugar destacado a lo que corresponde en este mundillo. Museos en los que participé nada más llegar, al principio de mi carrera, a formar parte de su mantenimiento, estudio, diseño, búsqueda y  preparación para sus exposiciones. Alrededor de todo el país, inclusive fuera de sus fronteras. Precisamente ayer recibí la proposición, desde Londres, para asesorar a un nuevo museo, con intenciones didácticas sobre el tema a tratar. Desde las viejas maquinas de vapor a sus progresivos inventos y eventos que ayudaron de manera definitiva al surgimiento de la ingeniería mecánica e industrial, tal y como conocemos a día de hoy.  A la idea principal, de dar, tanto un cariz histórico, al de repasar los distintos tipos de maquinaria ferroviaria, cuyo actor principal serían las maquinas y sus más que destacados modelos, como a su función de destino para los fines a los que se les tenía pensados. También se reflexiono sobre estantes dedicados a sus orígenes físicos y mecánicos. Básicos, como la inducción electromagnética, elemental para comprender, enriquecerse y empaparse un poco más, sobre este tipo de exposición dedicada al mundo de los ferrocarriles.
Mientras ascendía hacia la última planta, desde el ascensor con cristaleras vidriadas que daban a la salida de la estación vecina, quedaba abstraído ante la novedad del paisaje. Una maraña de vías de tren quedaba suspendida como por arte de magia muy cerca, la visión que se proporcionaba era un peligro, pues una vez en el sillón de mi apartamento, pasaría horas muertas, ensimismado, concentrado y cavilando cada detalle de esta afición maravillosa que me envolvía y que a su vez formaba parte de mí trabajo. Cada pieza de tren, cada vagón que pasaba por ese laberinto embarullado de raíles interminables, había una obra de arte detrás de otra obra maestra que me hacía pensar en su maquinaria, su funcionamiento, en planos, en la imaginación e intuición para desarrollar nuevas ideas. Investigaciones en diseños que desencadenasen logros productivos, y porque no de ahorro económico. Pero algo inesperado me llamo la atención antes de salir del ascensor. Desde la cristalera por la cual observaba todo esto mientras ascendía, un resplandor chirriante debido a luminosidad, entre cortante e intermitente, relucía, deslumbrante, a tipo de señales morse, que no llegaba a entender ni ha asimilar. Mientras las puertas correderas del ascensor se abrían y antes de salir de él, observe una silueta proveniente desde las luces, en el ventanal de un edificio justo en frente aunque algo apartado a este. La sombra al principio se iba transformando entre un contorno más definible desde ese espacio brillante. Un bulto que ya iba transformándose en forma humana. Me quede fijo en su figura que cogía proporciones cada vez, más claras y concretas. Un uniforme parejo al de una guerrera militar. Una mirada fija y penetrante, entre un cierto escalofrío que helaba la sangre. Se distinguía ya su figura. Parecía… ¡no podía ser!...un oficial de las SS…imposible.
Acabé entrando algo nervioso y preocupado en el apartamento. Me senté en un sillón enfrente a la mesita que daba a la terraza y procuré relajarme. Al encontrar varios catálogos e inventarios de sumarios, de las maquinas que se estaban siguiendo para la última exposición que teníamos proyectada en Viena, conseguí enfrascar mi atención en el tema que sopesaba anterior a este sucedido. Max, mi compañero en todos estos embrollos, nos proporcionaba los distintos clientes surgidos para la sociedad desde cualquier rincón del mundo. Un excelente relaciones púbicas igualmente para la compañía que empezábamos a extender, entre sus tentáculos varios países de gran interés e importancia del planeta. Sobre todo para comunicaciones e innovaciones de carácter de ingeniería ferroviaria. No solo era mi asociado, sino el comanditario capitalista de la misma. Marchábamos en cierto modo, de manera exitosa ya en EE.UU. País que constituía una pieza clave para el último trabajo que nos haría desplazarnos al gélido y aterido, estrecho de Bering. Trabajo arduo y complicado, aunque nuestra participación sería de simple comparsa ante el espinoso intricando que se presentaba entre todos los que deberíamos participar en su elaboración. El tamaño de la obra gigantesco. Nos involucraba en esta peliaguda aventura en tramos ferroviarios, cuya elaboración nos correspondía, destinados al traslado de las mercancías, para su distribución, carga y descarga, desde la pista aeroportuaria, hacia la pequeña localidad de Diomedes. Lo escabroso del tema era la estabilidad del terreno, ya que se trataba en muchos tramos aislados de hielo, poca estabilidad. La odisea estaba basada ni menos en el proyecto de una pista para algo más que el aterrizaje de helicópteros. Varias empresas, entre la nuestra, tenían acordadas su participación en dicha realización en este telón de hielo que separaba a las dos superpotencias. Igualmente Max estaba siempre m informado de cada novedad con relación a nuestros clientes fijos, en este caso desde el centro de unión, innovación y desarrollo ferrovial europeo. También tenía datos frescos y actuales de temas relacionados a nuestro jovi. Dedicación, en tiempo y asuntos extra que nos proporcionaban publicidad. Las exposiciones en relación a los ferrocarriles, convoy, tipos de maquinas, antiguallas para su exposición que llamaran de alguna forma la expectación y de la misma manera, interés para nuestra entidad empresarial. Ha veces Max enviaba avisos, correos electrónicos, al igual que otros asuntos de interés. Era curiosa la propuesta procedente de Viena. Una feria de ingeniería a alto nivel, en la cual el tema ferroviario de la zona estaba en manos de un español y un austriaco, de descendencia creo, pues Max nunca me dijo su procedencia de origen, solo que tenía familiares austriacos por los cuales obtuvo noticia de este proyecto. La curiosidad residía en que la muestra sería destinada y utilizada para exhibir con más inclinación e interés, modelos de trenes fabricados por la Alemania nazi desde que llegaron a la cancillería, hasta su final.  La extrañeza derivaba que no estaba entre los fuertes de la Werhmacht la producción ferroviaria ya que la mayor parte de sus puntos estratégicos fueron llevados al plano militar. Aunque si habría alguna novedad a destacar, como la artillería pesada ferroviaria.
Repasé exhaustivamente toda la información nueva. Al final se amontonaban en las mesitas del estudio todo tipo de listas, inventarios y registros, ahora había que catalogarlos según el tipo de información, maquinaria, railes, cableado, costillas de sujeción adaptados al tipo de cañones y demás menesteres. Era igualmente interesante la proporción y el reparto del peso para alcanzar una mejor precisión y menos retroceso de los cañones desde su forma de posición encajada desde la base en los railes.
Ojeaba las características principales del modelo y de su diseño “K5 Leopold 283 mm de 1934”. Una de las armas más eficaces de entre los cañones ferroviarios de la época que podía construir la Alemania del III Reich. Mientras leía, descansaba la espalda en uno de esos sillones anchos, dejando la posibilidad de estirarme todo lo más, y empezando a relajarme con un buena copa de vino, delante el  gran ventanal que inundaba toda la sala de luz limpia, llena de la fuerza del medio día. Sonó el móvil. Era Max, mi colega o más bien por ahora jefe de todo este tinglado que se nos venía encima. Su voz transmitía entusiasmo con algo de nerviosismo, propio ante los nuevos acontecimientos. Todo relacionado con las fechas clave para la exposición, senos echaba encima, el calendario del año 2010 corría ante las expectativas innumerables, noticias novedosas, inesperadas  incluso ha veces inquietantes, suscitando eventos que iban más rápidos de lo que podía imaginar. Pero algo volvió a inquietarme. La dichosa lucecita parpadeante a destello tras destello desde uno de los edificios de enfrente. Con forma caprichosa, a modo de juego de niños. Pero no, no se trataba de niños, otra vez estaba allí, la misma silueta que anteriormente tanto me inquieto. La misma esfinge, enigmática, con tanto secretismo hacia si misma. Algo que empezaba ya ha ser algo inexplicable. Esta vez se distinguía mejor su contorno, más nítido que antes. Ya distinguía su color de pelo, delicadamente peinado hacia atrás, rubio intenso, cara angulosa, ojos, creo que azules, la distancia no daba para tanto, pero su brillo proporcionaba ese tono, con escala a matiz del añil del mar tirando a violeta. Una corpulencia hercúlea, transmitía la fuerza de un titán. Y el dichoso uniforme, pulcro, esmeradamente aseado y limpio. Pero hice lo posible para concentrarme en la llamada:
-¿Si, dime Max, que me traes?
-¿Ahora eres adivino Óscar Eberhard?- evidentemente ese es mi nombre completo, pero había algo de sorna en el sentido de sus palabras. La típica socarronería en el tono de Max cuando algún motivo lo tenía contento.
-No seas burro Max, se marca tu número al llamar en el móvil, no seas animal, deberías saberlo ya, tienes uno igual.
-Pues según la etimología en el significado de tu nombre, lo de animal, no se a quien le sería más apropiado. Puro nombre germánico- soltó una corta carcajada mal intencionada.
-Ya, entiendo, “jabalí fuerte”, más concretamente. ¿Vas por ahí, no? ¡Que astuto!-
Era evidente que mi descendencia por parte paterna era de origen alemán, de abuelo prusiano, aunque mi padre es vienes. Mi madre española, pura malagueña con su típico acento boquerón, dicharachera y ocurrente a más no poder, salía a ella, o eso creía por esos momentos.
-Si muy astuto, más de lo que puedas pensar. ¿Qué tienes que hacer dentro de dos fines de semana?- hubo un corto silencio, cortante, rallado con cierta reserva intrigante, misterioso.
-Si. ¡Dime, no me dejes así!
-¿Estas documentándote bien de todo lo que tenemos que tratar y de lo que se nos pide para la semana cultural de Viena, en la que estaremos?
-Si, estaba ahora mismo en ello. ¿Ya esta todo organizado?
-Todo, lo que es todo no, quedan muchas cosas por tratar aún, pero acabo de enterarme de algo que no deja de ser curioso Oscar. El ministro de cultura vienes y algún alto cargo aún sin designar, estarán en la presentación en la apertura del certamen de la historia ferroviaria Alemana y Austriaca.
-¿Buena noticia, no se porque te noto tan excitado?
-Hay algo que no me encaja del todo. Las fechas a exponer, nos las imponen diría yo, o más bien, con predilección más que subrayada en la documentación a seguir.
-Explícate Max.- tampoco me empezaba a encajar todo aquello, ni el sentido al que se refería Max, o se estaba explicando mal, el asunto es que me empezaba a perder en la conversación. Max parecía algo más nervioso y agitado al expresarse que de costumbre.
-Ya sabes, las temáticas que tenemos que llevar, el tipo de locomotoras, trenes, misiones especificas, actividades ferroviarias y la artillería pesada que va desde el año 1933 asta el fin de la segunda guerra mundial, todas ellas relacionadas expresamente con la “wehrmacht”.
-Si ya se. De todo ello ya estaba más o menos enterado.
-Si pero no de tanto detalle como del que tenemos que encargarnos. ¿Oh quizás sepas donde diablos encontramos tractores diesel – hidráulicos V36?- un cierto desasosiego se vislumbraba en su tono.
-Tranquilo, déjame eso a mi, creo que tengo pistas por donde moverme para encontrar alguna- pensamos al unísono, pues otro silencio fue manifiesto, pero el nerviosismo manifiesto en Max no dejaba de alarmarme-Lo que no me queda tan claro, ese interés tan insistente y repentino por parte de tan altas personalidades austriacas en asuntos ferroviarios. ¿Es curioso, no crees Max?
-No se chico, tampoco puedo darte una respuesta apropiada. Bueno, que tengo prisa Óscar, ve preparándote para el viernes de dos semanas vista, ya iremos concretándolo todo más adelante. Es que me acababan de confirmar todo esto. ¡Ah, se me olvidaba!, quizás mañana se pase Emma a tu apartamento con documentación sobre lo mismo, para que le eches un vistazo a fondo, papeleos y demás, ya sabes lo de siempre, pero hay que repasarlo, ante un atisbo de duda, siempre es mejor llevarlo todo bien preparado.
-Bien así lo are Max, no te preocupes hombre, que todo saldrá bien como en habitual, no ralles en el pesimismo chico, ya sabes que no silbe para nada, perdida de tiempo, ya sabes. Ah, ya hable con Emma sobre los catálogos nuevos, sobre eso ya me adelante, las fechas, las firmas a atender y citas acordadas en Viena. Me pasé por el despacho, tenía que mirar ciertos temas, ya tengo todo el papeleo. No obstante vendrá esta tarde con cierta redacción de unas cartas para nuestros clientes de la estación de Florida y miraremos todo para que quede a punto.- Emma es nuestra secretaria más reciente. No sé porque asta que no llego ella, la estabilidad perdurable de nuestras secretarias no se hacia de manera muy constante y duradera en el tiempo, lo inquietante de ello es que no había razones muy aparentes por parte nuestra, siempre era por la suya. Embarazos inesperados, muertes repentinas, cambios de rumbo súbitos para con sus vidas, y en varios casos coincidían las escusas de entre unas y otras en casos de tal similitud agobiante para nosotros, pues nos cansábamos de buscar una tras otra. En fin cosas de la vida-.
-Ya no me preocuparé, pero con tanta responsabilidad sobre las espaldas y tratando con  peces gordos como estos, me da no sé que…
-Ya te llamo Max.
-Vale Óscar, asta pronto.
Colgué. Pero quedé por un momento pensativo, demasiadas cosas de golpe que había que ir ordenando en el disco duro de la mente. Menos mal los destellos desde el edificio de enfrente ya no relucían, y ese tipo salido de otra época tampoco. Mejor tomar otra copita, o no, con las cosas que empezaba a ver, bueno lo mejor para el cuerpo, en fin si la vida se pasa en dos días, pues otra, que más da...

martes, 19 de junio de 2012

OLVIDO

Pasaron los años y volvió la tristeza, la injusticia, la desesperación. No se borraron las huellas de la incomprensión. El fanatismo de los hombres se hizo de nuevo patente.
Los caminos se llenaron de nuevo de odio, entre la niebla soplaba el viento siniestro con estrías de locura.
La exaltación de las ideas, faltas de sentido, se convirtió en banderas y promesas. Los pensamientos fanáticos crecieron, las ilusiones sin ciertas reflexiones fueron a parar a ríos de sangre.
Nadie había aprendido nada, entre años, décadas, siglos.
Los hombres volvieron a coger sus fusiles, sustituyendo a las palabras. Se descuidaron del respeto a si mismos, extraviaron en la indiferencia la voluntan hacia su hermano, y se hallaron de nuevo entre las tinieblas, el general más sanguinario de la memoria del hombre, se llama “Olvido”.
Los hombres reforzaron sus fronteras. A los perseguidos se les aconsejó que se perdieran. Muchos no pudieron esconderse, el mundo ha veces es tan pequeño para el huido.
Algunos cambiaban de nombre, de aspecto, de ideas, pero no sirvió de nada, ya que no eran como ellos, y eso siguió a patente de corso, fundido a hierro sobre la piel, nuevos números en el antebrazo. Otros aunque lo intentaran, se dieron cuenta que no podían cambiar de raza, de piel. No se puede cambiar lo que no depende de ti, si cambian tu ADN ya no eres el de antes, el sentido común fue el sentido propio de solo unos pocos, como una enfermedad fueron propagándose como virus, zombies mecanizados, y como cazadores de sueños fueron invadiendo los territorios del pensamiento de los que quedaban. Los nuevos ladrones de cuerpos acabaron por apoderarse de todas las almas, menos de las que se exterminaban….
Los campos se llenaron de fuego, las familias se separaban, el desconcierto se reproducía como la peste. Las nubes se abrían, se hacían espacios de entre el cielo, rugían a todo cabalgar, los cuatro jinetes, a su alrededor todo se sembró de soldados. El amanecer no volvió. La libertad de todos, hacia días que había muerto, el hombre volvió a olvidarse de si mismo, la indiferencia y el abandono siempre fueron para el malos amigos, fatales augurios de viaje.
Éramos millones este amanecer, ya no queda nadie, el desprecio a la vida del otro acabo con el primero que levanto su arma, nadie se da cuenta que nunca se esta por encima de nadie, que todos seguimos siendo uno, y que la unidad les daba la fuerza. No quisieron mirar atrás, y el destino los engullo.
Todo comenzó por una tontería. Polémicas sin sentido, y el poco sentido común fue tragado entre los vómitos de la intransigencia. “Tu callas y yo hablo, tus ideas no las mías si. Nosotros mejores, vosotros no pasareis”. Luego vinieron las idealizaciones de los unos y los otros, pasaron entre razas de noche, estirpes de día. Todos se creían mejores, nadie dejo de llevar la razón. El que lo hizo llevo un yugo y cadenas por siempre en su cabeza, armazones de opresión cuando se silencia y se deja marchar a la injusticia.
Y llegaron las sombras hacia las tumbas, no se sabe cuando se impondrán los vientos henchidos de libertad, ni cuando saldremos de las sombras, quiero decir de estas sombras, las que se nos repiten en la historia, sin saciarse entre la inquina y la incomprensión, el asco hacia el respeto mutuo.
Un día los falsos amantes de la libertad, los que iban a perfeccionar al mundo, fueron entrando de casa en casa. A los que no pensaban como ellos, les dijeron que se rindieran, muchos no pudieron hacerlo. Sus mentes por mucho que lo intentaran no lo conseguían, cogieron sus armas, antes se apoderaron de sus ideas, entre métodos nuevos, que nadie hasta entonces conocía. Aunque ellos en lo más profundo de su ser seguían sabiendo quienes eran. Hay cosas que no pudieron borrar.
Estos nuevos padres de la patria, habían tenido ya muchos nombres, miles de rostros, mujeres e hijos innumerables. Tantos camaradas, sustituyendo a amigos por una causa. Pero los perseguidos se revolvían y luchaban contra los padres de las ideas justas para todos, ellos tenían las suyas y querían ser distintos, y gritaban al viento:
-“Vosotros tendréis la razón, nosotros aun seguimos teniendo nuestras almas enteras, únicas, individuales. Seguiremos a nuestro Dios, a nuestro fanatismo si así lo queréis llamar, nunca nos quitareis la esencia de lo que queramos y deseamos ser”…
Los que así protestaron fueron fucilados y ahorcados al amanecer, la sangre corrió tanto que volvieron las banderas a llenarse de rojo, los desfiles dieron el nuevo sentido al fanatismo, la mayoría quiso poner una estrella para todos en su pecho. Los otros, no pudieron creer más, por lo menos en este mundo y asta el más reacio callaba, dejo de ser persona para convertirse en marioneta, la vida llena e independiente era para el tirititero, el padre de la patria, manejaba los hilos igual a mejor Dios supremo, el camarada de entre todos los camaradas. Las mañanas no se renovaban con vientos fríos del norte, ya no eran nuevos, nada se restauraba, todo se fue destruyendo esta vez, tras la noche seguía la misma oscuridad, nada cambio, triunfo la razón de los nuevos hombres, iguales, con los mismos derechos, todo oculto en ellos, esta vez el contagio no tuvo rumbo. Fue el fin al buscar la perfección para ellos cayeron en el pozo del olvido, ya que no dejaban de pensar en si mismos.
Nadie volvió a coger un fusil por la libertad, y a esta se le cambio el nombre, el sentido, ya todo era perfección. Este fue el principio del fin, el del hombre, a partir de entonces fueron nuevos seres vivos, pero nunca más pudieron volver a ser “humanos”….

CALIPSO

Se hecho a la mar, en su pequeña barca, luces de gas se pierden entre la distancia, el eco del viento rebotaba en su semblante. El pueblo se hacia diminuto, distorsionado entre la niebla, las rejas de la incertidumbre invadían su cuerpo, la duda vacilante seducía como sospechas, rejas con cierre de presagio. Las llamas de sus ojos quedan entre redes, gotas de llanto, pies entre el barro que se hunden en la desesperación, y grita, silbidos que no interrumpen al los sonidos del silencio. Remo tras remo, brazada tras el impulso, rejas en el alma, un adiós sin esperanza. La luna llena entre el horizonte del océano se pierde, interrogante, sin preguntas, ni misterios, todo esta hay, a lo lejos, sin palabras que lleguen a ningún sitio, nadie le espera, entre caminos de olas, marejada en la noche, noches sin sustancia. En el interior de su corazón se enredan las entrañas, vísceras entre la nada. Es diciembre, viento del norte, leña, sal, calor, besos de alguien que no espera, espera entre llamas que no funden, chispas que vuelan, llama desde la tierra, y el rema, solo rema, pisadas sin huellas, marcas sin meta, señales sin rostro, rastros sin pasado, humo desde lo lejano. La cometa de un niño balancea entre un cielo alegre por la plenitud de tantas estrellas, desde allí parece que alguien le observe, cómplice y espía, secuaz participe, cárcel sin rejas, recuerdos sin menciones, paginas y paginas, rojos sobre negros, negros en blanco, palabras sin letras, diario sin nombres.
Alguien le acompaña, copartícipe secreto de sus sueños, colaborador de la esperanza, flama fugaz de una inventada creencia, último aliento del que avanza, venganza, revancha incierta, desafío hacia el mar de los fracasos.
Una mano húmeda le toca en el pecho rígido, duro encuentro entre sombras de la noche plateada, verdades sin rumbo fijo. Hecha las redes, encuentra rígido al niño de la cometa, yerto y congelado, peses muertos entre la superficie del agua, mar bravía, feroz pasado, ancla hacia el declive profundo del océano. Desniveles de vida, existencia suicida, insensato riesgo del imprudente que no mira al mañana, al día que tanto ama, entre estrellas, luceros llamando al alba, despuntan las primeras llamas, aurora que escapa de la madrugada. Un beso se escapa, carantoñas entre te quieros, mimos y ternura del padre que se embarca, cartas y cartas, desvelos tras carencia, semanas, meses, marino perdido al igual que Ulises, en islas sin coral, solo titanes, sin Calipso esperando, nadie se oculta a su vista, ni cuevas repletas de manjares, sin blando lecho, sin ninfas ni sirenas que ofrezcan elixires donde se pierdan los miedos. Zeus se ha olvidado y le deja marchar, recelo a la espera de la trampa, y Penélope muere por estancia perpetua en la demora, la pena la invade, las alarmas no cesan, el tiempo no da prórroga, la parada del diablo termina y avanza, el mal no tiene esperanza.

lunes, 18 de junio de 2012

“JANE AUSTEN"


“JANE AUSTEN una dama de su tiempo.”
 No puedo dejar de preguntarme como una escritora como Jane Austen no esta mejor considerada en el mundo de las letras. Aunque sea un clásico y una gran difusora de las letras Británicas. Esta escritora consigue dar en sus tramas una fuerza tan descomunal que de acontecimientos más bien triviales, tan corrientes en la vida diaria, tan comunes, nimios e intrascendentales, proporcionan de un abatir presumiblemente inocente e insulso, a un estado de expectación a no se sabe que, pero que atrapa. Tras un derivar continuo de  rodeos, temas y demás asuntos que se van introduciendo en sus novelas. La integridad en el fondo de sus obras,  es el pilar principal. Una sinopsis fuerte y robusta durante el avance de su trama que a primera vista parece frugal. Su lectura llega a encandilar, a trascender de entre la maestría de sus giros argumentales. Rotaciones y desvíos perfectos, seguros,  gana la voluntad del lector, lo engatusa de tal modo, que su tejido se trasluce distinguido, imponente.
Aunque “Orgullo y Prejuicio” esta entre sus entendidos como la mejor de las novelas en su genero, no puedo dejar de un lado la colosal “Emma”. “Sentido y Sensibilidad” y alguna más. Y que decir de “La abadía de Northanger” una conseguida parodia de la novela gótica.
El realismo popular también se ve reflejado en parte de su obra, es tal que llega a reflectar a la brillante época como un retrato fiel, expresivo, autentico y legitimo de ese periodo de la vida cotidiana. Suponiendo solo, la no carente ni falta, en grados altos de ironía. A la vez, esa conseguida sátira, no exenta de tipejos y arpías a la moda. Entradas en el momento oportuno, que le proporciona como nadie para sus tramas, esta burguesía tan bien acomodada.
Deja en sus relatos a manera de retratos narrados como a  fotograma tras fotograma, con modo sincero hasta algo cruel, de esa burguesía potentada, bien situado y algo rural del sur de Inglaterra...
Mi humilde homenaje a esta gran escritora, que dejó algo más que bueno en su sociedad. Indica la enseñanza y preocupación de la mujer hacia otros menesteres más importantes a los que hasta entonces la mujer estaba únicamente relegada y apartada. Jane Austen fue para mí uno de esos exponentes primerizos de liberación, o no, pero si destacados de lo que ya se estaba fraguando en las conciencias de la sociedad femenina. No en su comunidad en si, más plena,  pero si para el reflejo perpetuo de la historia. De esa mujer consecuente para sus primeros derechos, emprendedora y luchadora. Una escritora de su tiempo, que apenas salio de Hampshire, donde redacto gran parte de sus novelas. Una dama, que sin saberlo, sin ser plenamente consciente de ello, estaba aportando pequeños granitos de un cimiento para la posteridad. La incesante y persistente batalla de la mujer por su propia igualdad para con el hombre y sus derechos legítimos. Una activista en la sombra. Sin saberlo quizás, y de manera ajena a las consecuencias, una pionera, al fin y al cabo, fundadora y precursora potencial del nacimiento de una nueva época. Lugares adelantados en ocasiones, trasladados a sus personajes, desde esa ironía que utilizaba, con maneras e intenciones de burla entre la sociedad destacada. La mujer, es la protagonista, todo lo que emana de ella, de sus costumbres, de sus intereses, algo presente en casi todas las temáticas de sus novelas.
Jeane Austen es al fin y al cabo un descubrimiento de la misma naturaleza. Fruto de la casualidad apropiada en su momento justo. Elaboración útil de una producción y obra brillante. Al principio escribía por amor al arte, sin afán de lucro. Desde su juventud, empieza a escribir a modo de divertimento familiar más bien. Pero con unas intenciones satíricas tan marcadas, no tan propias en una jovencita de quince años, donde, el tono elevado del romanticismo, si es más común en una apasionante e impetuosa Jane Austin.
La energía apasionada del romance se mantiene disimuladamente oculta por decoro, pero sin poder sostener ese ímpetu ardiente y efusivo del encuentro deseado. Para un ambiente familiar perteneciente a la tradicional burguesía agraria, donde se sitúan la mayoría de sus temas, Austin es el incipiente reflejo de una rebeldía algo molesta en su época. Donde la farsa teatrera de sus contemporáneos, se ocultaba, vergonzosa entre las costumbres ñoñas, mojigatas y relamidas de la sociedad en que le toco vivir. El periodo de la regencia inglesa del momento ayuda a que los círculos académicos consideren a Austin más bien, como a una escritora conservadora, pero también es cierto que desde la crítica actual más feminista, se sitúa a esta escritora más cerca de la apreciable narración de “la razón”, del pensamiento más inmediato, del interior más femenino.
Quizás que de hay, la sátira grotesca y ridícula, en ciertos momentos brutal, hacia esta sociedad, sea utilizada por Jane Austin desde el seguimiento apasionado e indagación casi mística, hacia las autoras antecesoras. Estas, más de una, para algunos de sus contemporáneos, adelantadas a su tiempo, marcan un cierto precedente en sus nuevos orígenes ideológicos.
Acaso se vea Austin influida tanto en sus escritos como por sus ideas por una carismática antecesora. Esta será quizás el germen y núcleo de muchos de sus puntos a seguir en su carrera literaria, hablo de la filósofa y escritora británica Mary Wollstonecraft. Hoy día esta considerada como una de las precursoras de la filosofía feminista, exploradora quizás del primer movimiento realmente feminista. Ya que ataco al feminismo convencional, que denigraba de cierta forma a la mujer y al olvido del que son seres racionales que deben subsistir y vivir en un orden social, fundado exclusivamente en el apoyo básico de la razón. En uno de sus matrimonios, estuvo con el filosofo William Godwin, precursor del movimiento anarquista,  con el que tuvo una hija que iría en fama a la zaga de grandes damas de la escritura y de su época. Novelista romántica, sobre todo y destacada por su éxito indiscutible, en la novela gótica, es Mary Shelley.
Estas indiscutibles heroínas, precursoras indomables entre una sobria sociedad anclada aun en un ridículo pensamiento, en el que parecen ser de una naturaleza inferior, son las primeras luchadoras por aclarecer la verdad en otro contesto. Y Jane Austen lo argumenta y aborda con una notable sinceridad, sin dramatismo alguno. Para Austen la naturaleza inferior es solo un espejismo, un engaño sin fundamento alguno. Pues la respuesta es simple, la mujer no recibe la misma educación que el hombre. Por tanto la racionalización entre unos y otros a la hora de actuar en la vida y en sociedad son necesariamente diferentes, degradantes, humillantes, asta vejatorias, más bien, hacia la esclavitud, de la valía e inteligencia de estos seres tan maravillosos que son las mujeres.
Pues cuando una mujer en esta parte de nuestra historia, destacaba y daba un paso adelante, no le serbia necesariamente para romper barreras. Pues los segundos niveles a donde le llevaba su coraje, se veían pisoteados en más de una ocasión, por los necios e ineptos ciudadanos,  de entre una cultura aun sin desarrollar del todo.
No solo ella es influida por mujeres valerosas, únicas en su especie. Ella, la misma Austen contagia con su fuerza y alegría de vivir a las siguientes autoras, algunas muy posteriores a ella. Muchas dedicadas a los asuntos del corazón, en esa intensidad a flor de piel, vivos y palpables enamoramientos con fisuras o sin ellas, entre páginas y páginas llenas de detalles impetuosos. Peticiones repentinas de manos. Heroínas clásicas, jovencitas díscolas y soñadoras, de entre ese periodo de la Regencia que buscaban al hombre ideal. Mujeres reaccionarias a sus familias. Damas que buscaban algo más que partidos inmejorables, con los que hacer una resonante y cuantiosa fortuna. Ecos extendidos con fuerza en sus relatados, cierta altanería hacia el propio desden de la insufrible y engreída burguesía e arrogante nobleza.
Una de estas seguidoras en cierta manera, y muy posterior a Austen, aunque no por eso menos importante, es otra reina del romanticismo ingles, Georgette Heyer.
La sombra de Austen siempre sería alargada para Georgette Heyer, pero hay que ver y matizar ciertos aspectos influyentes o no entre las dos.
El estilo de su “alumna” es más detallado quizás, menos deudor de entre unos cánones de vida que estas literarias no compartieron. Esta gran novelista londinense, tuvo que documentarse de algo que de manera obvia no presencio. Heyer, escribió como nadie los paseos románticos entre jardines maravillosos. Como el de la orilla sur del río Tamesis en Kennington, por ejemplo, entre los jardines de “Vauxhall Gardeens”. Textos dentro de jardines con cierto aire refinado y cortes, en medio de atmósferas de roce fingido. Disfraces galantes, envueltos en actitudes caballerescas con algún toque a cuento de hadas. Fondos artificiales, narraciones, diversiones y relaciones nocturnas. Conciertos expectantes con bailes improvisados que marcaba el momento, convertidos en salones señoriales, con suma rapidez. Situaciones cargadas de simulaciones estudiadas. Galas ceremoniosas arropadas al aire libre, entre farolillos iluminados, escapes de versos que se vuelcan en remolinos de esperanza. Citas románticas entre olas perfumadas en total armonía. Besos escondidos tras los senderos mal iluminados, farolillos mortecinos, prisas para encuentros prohibidos. Todo estudiado, antes de que empiecen los fuegos artificiales, pensando en no ser delatado. El resto de parejas descuida la luz intrusa de los cohetes, expectantes, ocultos, entre la noche escondida y cómplice. Damas bisoñas aun en el arte del cortejo, agarradas del brazo de un cadete. Primeros galanteos de jóvenes aprendices a oficiales, primeros caballeros aun sin curtir en la pasión de un primer beso, febriles devaneos. Largos como cortos, paseos entre largas avenidas rectas, bordeadas de esos árboles gigantescos, copartícipes de ese entorno romántico. De entre las sombras, aparecían de tarde en tarde lámparas de colores, risas, sonrisas, carcajadas de lo más animadas, también de lo más fingidas llenas de situaciones ficticias dignas de una cultura, una época...

(primera parte-continuara).