De esto ningún progresista
habla. Pero Monti y Rajoy se unen para rebajar el elevado interés sobre la
deuda de ambos países, necesarias para las reformas estructurales. Ningún país
de la zona euro puede propiciar estabilidad a sus ciudadanos con esos elevados
costes de financiación al 7%, que les dejen espacio para respirar. Monti
necesita ayuda para abaratar su deuda al igual que España, y nadie se le hecha
encima en su país, como aquí. El enemigo de este país no es el PP, sino los de
algunas autonomías que miran para otro lado ante Europa, lo que asusta a los
inversores, casos de corrupción graves en gobiernos como el andaluz, por poner
un ejemplo, crean incertidumbre. Lo que repercute a que el FMI vea en elementos
externos e internos, nubes negras en el horizonte. Los fondos de ayuda que se
les puedan conceder no son del todo fiables, tantos años de progresismo mal
controlado español, ha sido el problema.
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