martes, 21 de junio de 2011

Divididos.


LAS DENAIDES: Divididos.

Salíamos del cine, de la sesión golfa, un viernes de esta semana, ya de madrugada. Carla estaba tranquila pues reposaba su cabecita pegada a mi hombro, agarrada a mi brazo. Nos empezábamos a conocer, amigos, pero la cosa iba formal no muy rápida. A la salida del cine, y lejos ya del mundanal ruido, del olor a palomitas rancias, papeleras rebosantes, mareas de cascaras, desperdicios que crujían detrás de cada uno de nuestros pasos. La luna llena, se engrandecía con una claridad más precisa, a medida que nos alejábamos, entrando en el descampado que servía de cocheras, esos pequeñísimos cuerpos celestes que la rodeaban, parecían vecinitas que la hicieran compañía. Todo en ese día pasaba en una cierta armonía. Empezaba a ilusionarme, comenzaba a soñar despierto.

A propósito de soñar, comentaba con Carla mientras íbamos al coche sobre el argumento de la película de terror que acabábamos de disfrutar, estaba bien...

-¿Chata eso de soñar saliendo de tu cuerpo sin conciencia tiene que ser una pasada, verdad?

A Carla se le escapaba una sonrisa guasona, y me miraba desde unos centímetros más abajo, con la misma expresión con la que yo observaba a la luna.

- Si, chatillo, tiene que ser desconcertante, la verdad es que todavía sigo inquieta, pensar que podemos estar durmiendo, y de pronto nos vamos por ahí de paseo.

- Y lo peor. No acordarte luego del paseíllo. ¿Que putada, no?

Carla llevaba razón, la verdad es que verte a ti mismo suspendido en el espacio y que tu cuerpo continué, como si nada, en esa morbosa modorra sorprendente, indiferente, mientras la mitad de ti se va de jarana, crea esa cierta desazón de la que me habla.

Mientras llevaba a Carla a su casa, tome a chanza el tema, aparentando seriedad, cuando realmente no hablaba de veras. Pero ella ya me tenía calado, me seguía el juego.

-Sabes chatilla. Estoy pensando como hacer un viaje de esos, un astral esta noche. Miraré internet como va este tema y trataré al dormirme como ponerlo en práctica. ¿Que te parece?

-¿Un astral de esos no? Parece como el que se toma una hamburguesa con queso, una de esas con..., ¿ya sabes? As lo que te venga en gana, pero luego no me vengas con: “Carla por las noches veo muertos” como en -El Sexto Sentido- que te mando ha hacer puñetas, por mucho que me esté encaprichando de ti. Últimamente.

Ese -últimamente- no me hizo mucha gracia que digamos, pero como el que comenzó la forma festiva fui yo, pues mejor dejarlo pasar, me convenía. Siempre es mejor un punto y a parte a tiempo, siempre por el bien del “Status Cou”.

La deje en la puerta de su casa, con un tierno beso, de esos de comienzo de una relación seria, de las de antes, claro. Se escapo entre nuestros labios de manera inusual, pero a partir de aquí, pretendería que fuese más frecuente. La verdad es que al sentirlos chocar, encontraba una desorientación nerviosa, entre perpleja, de un desorden, producido al encontrarme por vez primera con ese hormigueo. Esa acción encadenada, sin palabras, que lleva, a la sin razón del desconcierto primerizo, típico, sin explicación, como el que crea ese fuego, ese comezón moral, dentro de las entrañas. Con la desazón típica de las ganas de algo que esta aún lejos de lograrse. Como la mayoría de los hombres ya quería acostarme con Carla. Y eso solo lo provocaba un casto y lícito piquito de amiga. Pero Carla era muy joven aún, y yo, ya no tanto, aunque pisando un terreno virgen para mi, a pesar de mi edad, cosas de la vida.

Me gustaba jugar con eso, con ese candor falto de malicia, con esa ingenuidad, ya no tan propias de las chicas, en los tiempos que corremos, ya no son hechos propios e identificables de la inocencia. Un amigo me decía: los tiempos cambian que es una barbaridad. Aunque también creo que viene de oídas de una zarzuela, pero bueno...

Una vez que me disponía a entrar en la cama, tuve una de mis ocurrencias. Miré en el portátil, como el que no quiere la cosa, el tema que le comente a Carla que haría al acostarme. Me empape bien, y probé como un dislocado lunático con brotes compulsivos de cierta locura, probar con la practica, a ver que tal...

-Primer paso:

Cerrar los ojos, y tranquilizar todo tu ser. (Estupendo).

-Segundo paso:

Concentrarme en un punto visionado anteriormente al cerrado de los párpados, y a una distancia de metro y medio, dos a lo mucho. (Hecho).

-Tercer paso:

Dentro de esa concentración, procurar levantarme de mi cuerpo pero sin moverlo. Que la energía que hay en tu interior tenga la intención de salir del. Suspendiéndose fuera del recipiente en el ejercicio de los sentidos. (Esto se complica).

-Cuarto paso:

Sentir una electricidad estática que se transmite a forma de multitud de seres pequeños que corriesen por tus venillas. Cada vez bullen más a la carrera esas sensaciones de hormigueo. (Comienzo a sentirme en la discoteca).

-Quinto:

Mi cuerpo se desplaza, se despega como un chicle al extraerlo del suelo, pegajoso, casi de manera empalagosa, sumergido aun en un sueño falso, en esa suerte reiterada, torera, en el empeño del falso engaño. Un desplazamiento excesivo y zalamero, causando cansancio físico, en el fastidio de un arduo trabajo. (Que jomada más larga, chiquillo).

-Sexta:

Me desperté. Que desilusión, que fracaso. (Me engañe a mi mismo, cosas de la vida).

-¡Coño, quien esta durmiendo hay, leche! ¿Pero quien ha entrado mientras dormía? Maldita sea.

Pero, para, para. ¿Con quien hablo? Que tío más feo, ese, ese que duerme. Pero que parecido tiene con el que piensa. Piensa en mi interior. ¿Cual interior? Tengo la sensación que ya no hablo. Pero me escucho. Que fuerte. Y que ligerito me encuentro. Si no peso apenas nada. Es como si flotara en la nada.

Es raro pero me gusta, sí. Aunque sigo mosca con el que duerme. El alma, o lo que sea me tiene como si hubiese tomado relajantes, todo está bien. Me peino. Me lavo mi bello rostro. Veo a un actor, de los galanes de antes, números uno en romper corazones desde la pantalla. Si todo está normal.

No, todo no esta como debiera, que puñetas. Aquí pasa algo. ¿Quien es el falto de pelo, gordinflón que ronca como una ratilla de cloaca? ¡Que asco! Pero es que el parecido con mi...

Ah, grito como una chica en “Saw” parte séptima, que miedo. Me entra el canguelo. ¡Soy yo, puñetas! Todo se envuelve en hedor. Empieza a apestar mi cuarto. Me hago caquita. Ese lila fatuo, ese engreído vanidoso, que anda, o vuela, a sus anchas y sin sentido ya, de la razón, soy yo, el mendaz lerendas. Si, es así. Una broma que me salió muy cara.

¿Y ahora que? Ah, si hay que pensar en ir a algún sitio, y desplazarse como con la mente. Vale...

¿A que día estaremos? Como arte de magia se reproduce un calendario tipo bolsillo en mi cazadora, sí, esa cazadora que llevaba el protagonista en “Un tren llamado deseo” con la camiseta de tirantes incorporada en su interior, claro, esa que tanto soñé. Estamos a 19 de junio del 2011. Es Domingo. Bueno pues no me sirve, no va a mis propósitos. Tendrá que ser Jueves 23, del mismo mes y año. Conseguido. Es de mañana, el café preparado, que bien, tengo criada, no lo sabía. La ducha lista. ¿Pero para que, no oleré al no tener mi cuerpo consistencia alguna, pues no hay condición de materia, verdad? Verdad. Pero si me peino, pues tengo una cabellera impresionante, podría hacerme pasar por un Heavy Metal de esos, que guapo con tanto pelo, el de siempre, claro esta...

Y con lentillas azules, que pasada. Me falta un amiguito a juego y podríamos hacer “Dos hombres y un destino”, yo sería el más rubio de los dos.

¡Dios estoy en el prado con la bicicleta haciendo el panoli! De esta manera, tengo que ser Paul Newman, ya decía yo. Es el más rubio. Ya oígo la banda sonora de los 60 por Burt Bacharach, me acompaña Cazerin. ¿Estoy en una de las escenas más vellas del sectimo arte, si, verdad? Esta se llevó unas estatuillas de un tal Oscar. Nosotros dos nos llevamos un golpe considerable con la puñetera vicicleta. Estaba en el guión. “Soy leyenda”.

Por tanto ahora solo me hace falta pensar donde quiero encontrarme. Soy feliz. Me encuentro a mi mismo en otra fase. Esto es una maravilla, todo se pone en marcha para que se realizen mis planes. Lo mejor de los viajes astrales es que eres consciente de todo lo que ocurre, en los sueños no. Si cuando despierte me acuerdo de todo, la que voy a liar, por el amor de Dios, la que se arma.

Viernes 24 de Junio.

Un día como otro cualquiera, pero no tanto. Me dispongo a enchufar el televisor, agenda, sorteo de la primitiva, apunto los números ganadores en mi memoria. Bien ya soy rico.

Domingo 19 de Junio.

Este tipo me esta cargando cada vez que me lo encuentro. Y eso que duerme y no dice nada que sino.

-Septimo paso y último paso, segun me informé aquella noche en internet.

Y que tenga que entrar en su cuerpo para despertar en el mundo de los otros, bueno supongo será la versión original. Allá vamos. Me tiro como si desde el trampolín de la piscina pública me tirase, cojo carrerilla, y sí, ya hay menos frío, y todo vuelve a ser pesado, definitivamente, he vuelto.

Lunes 20 de Junio.

Suenan “Los Pitufos”, es el despertador. Que dolor de tarro si ayer no veví nada de nada. Espera, espera, apunto como una “Nanci Rubia” los numeros que se me agolpan a la cabeza, uno por uno, con cuidado, esmero y calor humano hacia mi, me quiero es obvio, fucionó, eureka, encontre la gallina de lo huevos de oro. Corro, me visto, me peino y sigo viendo a Paul Newman en el espejo, todo esta como antes del viajecito. Veso a mi madre, a la chacha, a la avuela que está con principio de demencia, la pobre. Cuando heche la primitiva le cuento el secreto, las prioridades estan hay, para que se escape de vez en cuando y se me valla a “Las Caiman”, con el yayo, el pobre que muerte más mala tuvo, se escurrio con una cascara de platano y como en un tebeo de Zipi y Zape, bueno no me gusta hablar de la trajedia, y además tan simple como esa, no valemos nada, de verdad. Llamo a Carla y le digo que estoy pensando si deveríamos seguir con el intento de nuestra relación casi frugal, inexistente, solo nos vesamos, solo se llegó a eso. Recuerden, la mayoría de los hombres en situaciones difíciles pensamos por la bragueta. “El sentido de la vida” de los Monty Python, se econtraba ahora con otro significado más pueril y mundano, pero no menos interesante, hacer lo que me venga en gana. Y mi vida esta a punto de dar un giro de 180º. Pronto seré rico. Eso es igual a mujeres, guapas, atractivas, algo macarrilas, y ya se las puede encontrar con cerebro, (bueno guapas, sin...) mejor, aquí el que piense que sea el menda.

Otra vez 24 de Junio.

Siete de la mañana, por poco tiempo, suena esta vez Heidi, abuelito dime tu porque hoy voy a ser tan feliz, yo si lo sé. El despertador está programado. Todo en mi vida esta listo, todo pensado de antemano.

Me lanzo al despertador, como un poseído, los ojos se me van de las órbitas, como los nazis en Indiana primera parte y ven abrirse el arca perdida. En mi caso se abre internet, y la pagina: “sorteos de la primitiva”. Un acierto, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Soy rico. No me toco, no como debe de tocar. ¿Trampa? Si. ¿Y que? Quien se va ha dar cuenta. Me acuerdo del cerdito de los “Tiny Toon” cuando comenta: ¿no contaban con mi astucia? Oh, quizás era otra cosa, ah, si, ya recuerdo: ¡Eso, es-es-eso es to-to-to-todo, amigos!



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